Agustín Tosco vive en la lucha de les compañeres!

Reconstruir nuestro pasado es una tarea fundamental en el ejercicio colectivo en que los pueblos escriben su historia para disputar sentidos y contraponer, desde el presente, la posibilidad de plantear un horizonte transformador de la sociedad en que vivimos. Recordar la vida y lucha del máximo dirigente obrero del sindicalismo cordobes, es intentar echar un rayo de luz al olvido y amnesia colectiva que nos quieren imponer desde arriba. Como decía Rodolfo Walsh “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”

Un dia como el de ayer, hace 45 años, moría en la clandestinidad un digno abanderado de las necesidades del pueblo trabajador. Agustín Tosco ha sido capaz de sintetizar una época de transformación, cambio y revolución social impulsada desde los sectores combativos, en dialogo constante con las bases y les trabajadores, como también así con les explotades del mundo. Su compromiso con la clase trabajadora y el pueblo, lo llevo siempre a llevar hasta sus últimas consecuencias las convicciones socialistas que enfrente los poderes reaccionarios y fascistas que intentaban minar el poder obrero, sindical y gremial que movilizaba por una alternativa real a las problemáticas y necesidades de nuestro pueblo.

Siendo uno de los principales referentes del Cordobazo, donde la unidad obrero-estudiantil se cristalizo en una de las manifestaciones más importantes para el derrocamiento del gobierno militar de Ongania; con una profundización durante el Viborazo donde el clasismo y los partidos de izquierda lograron una adhesión entre los trabajadores y sus sindicatos, para sepultar los intentos del régimen de generar una transición ordenada bajo el mandato de Levingstone.

La figura de Tosco, continuaba siendo de referencia con un modelo sindical totalmente opuesto a las pretensiones burocráticas del sindicalismo conciliador y benevolente con los gobiernos. En tiempos de elecciones democráticas y del retorno de Perón a la Argentina, Agustín no dejo de denunciar el Pacto Social, las políticas pendulares y la creciente conformación de bandas fascistas y paramilitares que ganaban cada vez más protagonismo en las esferas del propio gobierno. Amenazado por las fuerzas anticomunistas de la Triple A y con la intervención del sindicato de Luz y Fuerza en 1974, el gringo Tosco decide pasar a la clandestinidad para resguardar su vida y continuar la lucha por el desarrollo de la conciencia de clase, la conciencia popular, de la conciencia democrática y socialista para enfrentar al fascismo, una lucha que lo llevo a morir sin poder ser hospitalizado el 5 de noviembre de 1975, hace 45 años. Es por eso, que en sus intentos de dilucidar la falsa dicotomía nacional entre peronistas y antiperonistas, propugno por una salida con sectores del peronismo revolucionario “pero de estos peronistas que, como Jaime, ya no ocultan la verdad, sino que la señalan” recalcaba Agustín en el 73 frente al V Congreso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS).

La nueva división que nos legaba era entre quienes luchaban y quienes se entregaban, y son esas enseñanzas que nos debemos preguntar y cuestionar frente a la avanzada de sectores reaccionarios que impulsan los desalojos de miles de familias sin techo, sin hogar y sin un trabajo digno, que intentan profundizar los lazos con el imperialismo mediante el pago de una deuda fraudulenta y convertirnos en el chiquero del mundo para exportar carnes baratas consumidas por las clases altas de otros países.

“Por eso compañeros tenemos tareas concretas todos nosotros para enfrentar, de ahí el valor de aglutinamiento de todas las fuerzas, que como decía el padre Ramondetti, hay que saber dividir bien el campo de los explotados del campo de los explotadores y buscar esa fraternidad que no significa renunciar a la identidad de cada organización, pero significa aceptar algunos desacuerdos por el gran trabajo común que hay que hacer por el objetivo revolucionario y liberador que todos nos planteamos juntos” continuaba el gringo en ese mismo congreso del FAS.

El movimiento obrero cordobés de esos años 60 y 70, marcaban con una participación histórica inaudita, un camino alternativo a las pretensiones neoliberales instauradas por nuestras clases dominantes y es desde aquellos horizontes políticos y reivindicativos que nos cuestionamos que tipo de sindicalismo, que clase de dirigentes, que clase de construcciones estudiantiles, barriales y culturales queremos para este presente, que futuro nos podemos imaginar para las nuevas generaciones en que la pandemia y el colapso climático, se entrecruzan con la crisis humanitaria y social que llevamos desde hace décadas. Sin dudas, Tosco sigue vivo en la lucha de cada compañere que levante las banderas por un mundo sin explotades ni explotadores.