Justicia por Ramona. El Estado es responsable

Hace unos momentos recibimos, con enorme tristeza, la noticia del fallecimiento de Ramona, vecina de la Villa 31 y comunicadora de La Garganta Poderosa. Ramona era insulinodependiente y había contraído coronavirus después de 12 días sin agua. Murió en un hospital de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 42 años, tras permanecer tres días internada y con toda su familia contagiada, entre ellos una hija con discapacidad múltiple.

Desde hace algunas semanas, Ramona venía denunciando públicamente la falta de agua en el barrio y la dificultad para mantener la higiene en estas condiciones. “Los adultos mayores son un grupo de riesgo por decisión del coronavirus. Pero los pobres son grupo de riesgo por decisión de quien “urbanizó”, sin servicios básicos, ni prestataria de agua”, dijo entonces La Garganta Poderosa.

Y hoy, Ramona no está. A Ramona la mató la desidia estatal

La falta de acceso a servicios básicos y las malas condiciones habitacionales de les vecines de las villas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no son situaciones novedosas. Periódicamente las familias se enfrentan a cortes de agua, problemas eléctricos que producen incendios en los hogares y hacinamiento por las dificultades de acceso a una vivienda digna. Los planes de urbanización escasos y precarios del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, pensados para favorecer el negocio inmobiliario y no para las necesidades de les vecines, no han sido una solución para estas problemáticas.

Ahora, en medio de una pandemia mundial, el lema “quedate en casa” no es una consigna que abarque a todxs sino que perpetúa la invisibilización de la situación que hoy atraviesan los barrios populares que son los más golpeados. A la falta de trabajo estable, ingresos económicos y la inexistencia de medios para sostener la educación en los hogares se suma la rápida propagación de los contagios como consecuencia de las condiciones habitacionales: en tres semanas, en los barrios populares los casos aumentaron exponencialmente. Como consecuencia de esto, en la villa 31 ya hay más de 850 infectades. En los barrios populares de la CABA, les contagiades son más de 1200.

A Ramona no sólo la mato el Coronavirus: también la mató la desidia del Estado. Por eso, con rabia, exigimos:

*Que se finalicen las obras de infraestructura prometidas por el Gobierno de la Ciudad

* Insumos en las postas sanitarias

* Medidas preventivas de aislamiento extra-hospitalario en condiciones dignas para los barrios populares

* Políticas sanitarias territoriales

* Protocolos de Salud construidos conjuntamente con las organizaciones territoriales

¡¡¡Justicia por Ramona!!! ¡¡¡El Estado es responsable!!!