GUERNICA VIVE, LA LUCHA SIGUE Dos años del violento desalojo a les vecines de GUERNICA. Dos años sin políticas de vivienda, dos años de organización, asambleas, reuniones con funcionarios de todo tipo y color. Dos años de una infamia registrada signada por la marca del gobierno municipal, provincial y nacional. Ni una vivienda construyeron, ni un derecho garantizado, ni una promesa cumplida. Y aún así la lucha y la organización persisten. La madrugada del 29 de octubre del 2020 fue una jornada vergonzosa. Las amenazas de desalojo, los tironeos judiciales y las amenazas y promesas vacías del gobierno de la Provincia encabezado por Axel Kicillof y sus secuaces en el terreno (el cuervo Larroque, Ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia, y Sergio Berni, Ministro de Seguridad) eran la constante que caracterizaba las políticas del Estado. Cómo si de un guerra se tratase, un ejército de 4 mil efectivos policiales en plena madrugada avanzaron en dos columnas contra mujeres y niños, contra vecines que sólo tenían sus pequeñas pertenencias para parapetarse. No solo eso, se jactaron de tal infamia cómo si hubiesen hecho algo más que tirar a más de mil familias a la calle. La pandemia que asoló el mundo, estuvo signada en Argentina por tomas de tierra, por luchas sectoriales y defensivas. El Estado solo asumió una política “preventiva” a base de reprimir y militarizar los barrios populares. La inexistencia de políticas de vivienda en el país, y que hizo que desde la dictadura se multiplicasen por cuatro la relación salario/ precio de vivienda (en perjuicio del salario), lleva permanentemente a descomprimir la situación con ocupaciones de tierras ociosas. Guernica no fue la excepción sino la norma, más de una decena de desalojos menos espectaculares pero igual de violentos signaron la política de tierras de la gestión de Axel Kicillof. Y el mismo Estado que reprimió con brutalidad a indigentes sin techo es el mismo que se presta a especulaciones a lo ancho y largo de la provincia. Nunca quisieron garantizar nada pero insistieron repetidamente (como las bravuconadas del inefable Andrés Larroque) que las organizaciones de izquierda éramos responsables de agitar a los vecinos. Cómo si la decena de organizaciones que allí estuvimos hubiésemos inventado el déficit habitacional que en la provincia se cuenta en arriba de un millón de viviendas, dónde los barrios marginales (villas, asentamientos, etc.) son tan incontables cómo infrahumano las condiciones de vida. Nosotres no solo no inventamos la realidad en la que actuamos, sino que ellos son los responsables políticos de esa realidad. AUTOGESTIÓN DE LA VIVIENDA Y TIERRA PARA PRODUCIR. Dos años después de ese acto ominoso les vecines siguieron sin una respuesta concreta a la problemática, en todo este tiempo no hubo ninguna disposición a solucionar el problema. La brutalidad de las condiciones de vida, cada vez más pauperizada para la clase trabajadora en el país hicieron que en su mayoría fuesen mujeres y disidencias así como trabajadores precarizades de múltiples ramas quienes habitarán las ocupaciones. ¿Que política hay para resolver el problema de vivienda? Bastonazos y balas policiales. La sociedad capitalista defiende un solo derecho y es la propiedad burguesa, ni la vivienda, ni la salud ni la educación. El mismo Estado que reprimió con salvajismo un día como hoy en el conurbano sur, protege a capitalistas cómo Joe Lewis que se apropian de un lago entero, protege sojeros de la provincia que hacen canalizaciones ilegales, protege la especulación inmobiliaria fuente de la construcción de los barrios privados en tierras mal compradas. Protege la propiedad capitalista y ¡guarda! de quienes opongan a aquello. Vale aclarar que cuando hablamos de tierra no solo hablamos de vivienda, también de soberanía alimentaria, también de producción y autosustento del consumo de alimentos. Así pues, no solo luchamos por la autogestión de la vivienda sino para producir en las mismas tierras. Por trabajo, para ser nosotres quiénes construyamos nuestras propias viviendas, dando respuesta en simultáneo a la falta de trabajo, a la precarización de la vida toda. EL SISTEMA PATRIARCAL Y EL ROL DEL GOBIERNO CON LAS POLÍTICAS DÉ GÉNERO La mayoría de las recuperaciones de tierras, están organizadas por mujeres y disidencias. Son parte sustantiva de la organización como delegadas de barrio, cómo partícipes irreemplazables en el armado de ollas populares, merenderos, talleres de géneros, postas sanitarias, etc. Son la fracción de la clase trabajadora más violentada y víctima de todas estas políticas de marginación social. Pero si no hay respuestas a las necesidades de la clase trabajadora toda, menos aún los gobiernos nacional, provincial y municipal dan una respuesta concreta a esta problemática de género. En GUERNICA vimos el caso de Ayelén Jara Gutiérrez, una de tantas vecinas, que llegó al territorio huyendo de su pareja golpeadora. Y en la toma, y en la organización y en la lucha encontró una contención con sus compañeres que el Estado jamás ofreció. Ayelén, por citar un caso testigo, expresión de otres muches, fue desalojada cómo otras miles de personas, y el gobierno como en todos los casos no dió una respuesta a su situación, más allá de toda su perorata discursiva. Sabemos que lamentablemente meses después del desalojo, Ayelén Jara Gutiérrez fue asesinada, un femicidio, su muerte también es responsabilidad directa de las políticas de estado. EL FMI Y EL GOBIERNO NACIONAL. Pero todo es parte de todo y el Gobierno, como los anteriores, acordaron pagar una deuda inhumana, ilegal y odiosa sin siquiera auditarla, dándole la espalda a toda una sociedad. El gobierno que paga el fondo, impone distintos ajustes al bolsillo del lxs trabajadores para garantizarlo. Los recortes se suceden en salud, educación, viviendas etc. En los últimos meses vimos como Massa sacudió el presupuesto de este año en más de 200 mil millones de pesos en estas áreas mencionadas y como el ejecutivo nacional del Frente de Todos presentó un proyecto de presupuesto 2023 igualmente de ajuste. Producción de viviendas no hay, inversión en políticas sociales menos, las políticas que se dio el gobierno fueron a tono con las pautadas por un ajuste liberal. Y esto meses después que ante un océano de miseria la vicepresidenta le declarara la guerra al movimiento piquetero, expresión organizativa de los sectores más pauperizados de la clase trabajadora, con la consecuencia que decenas de miles de planes de dieron de baja durante el 3 trimestre del año. Sin contención económica, con salarios cada vez más depreciados, la vivienda más que un derecho se transforma en una precea inaccesible para millones de familias. Confiar en estos gobiernos es seguir apostando a verdugos más humanos, pero lo que hay que erradicar es la espada de Damocles sobre la clase trabajadora, es a los propios verdugos. Organizarse, concientizarse de nuestros derechos y actuar con independencia política es clave si queremos avanzar en conquistas populares. Seguimos construyendo la posibilidad de ser creadores de nuestros propios barrios, respondiendo a nuestra propias necesidades donde les trabajadores, las niñeces, les adultes mayores, las personas con discapacidad, las mujeres, las lesbianas, trans, travestis tengamos una vida digna de ser vivida. Las recuperaciones de tierra continúan, los desalojos también. A dos años de la represión de Guernica sostenemos las banderas de su lucha y seguimos denunciando a quienes mientras reprimen al pueblo hacen negocios inmobiliarios por toda la provincia y el país con los empresarios.

GUERNICA VIVE, LA LUCHA SIGUE

GUERNICA VIVE, LA LUCHA SIGUE

Dos años del violento desalojo a les vecines de GUERNICA. Dos años sin políticas de vivienda, dos años de organización, asambleas, reuniones con funcionarios de todo tipo y color. Dos años de una infamia registrada signada por la marca del gobierno municipal, provincial y nacional. Ni una vivienda construyeron, ni un derecho garantizado, ni una promesa cumplida. Y aún así la lucha y la organización persisten.
La madrugada del 29 de octubre del 2020 fue una jornada vergonzosa. Las amenazas de desalojo, los tironeos judiciales y las amenazas y promesas vacías del gobierno de la Provincia encabezado por Axel Kicillof y sus secuaces en el terreno (el cuervo Larroque, Ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia, y Sergio Berni, Ministro de Seguridad) eran la constante que caracterizaba las políticas del Estado.
Cómo si de un guerra se tratase, un ejército de 4 mil efectivos policiales en plena madrugada avanzaron en dos columnas contra mujeres y niños, contra vecines que sólo tenían sus pequeñas pertenencias para parapetarse. No solo eso, se jactaron de tal infamia cómo si hubiesen hecho algo más que tirar a más de mil familias a la calle.
La pandemia que asoló el mundo, estuvo signada en Argentina por tomas de tierra, por luchas sectoriales y defensivas. El Estado solo asumió una política “preventiva” a base de reprimir y militarizar los barrios populares. La inexistencia de políticas de vivienda en el país, y que hizo que desde la dictadura se multiplicasen por cuatro la relación salario/ precio de vivienda (en perjuicio del salario), lleva permanentemente a descomprimir la situación con ocupaciones de tierras ociosas. Guernica no fue la excepción sino la norma, más de una decena de desalojos menos espectaculares pero igual de violentos signaron la política de tierras de la gestión de Axel Kicillof. Y el mismo Estado que reprimió con brutalidad a indigentes sin techo es el mismo que se presta a especulaciones a lo ancho y largo de la provincia.
Nunca quisieron garantizar nada pero insistieron repetidamente (como las bravuconadas del inefable Andrés Larroque) que las organizaciones de izquierda éramos responsables de agitar a los vecinos. Cómo si la decena de organizaciones que allí estuvimos hubiésemos inventado el déficit habitacional que en la provincia se cuenta en arriba de un millón de viviendas, dónde los barrios marginales (villas, asentamientos, etc.) son tan incontables cómo infrahumano las condiciones de vida. Nosotres no solo no inventamos la realidad en la que actuamos, sino que ellos son los responsables políticos de esa realidad.

AUTOGESTIÓN DE LA VIVIENDA Y TIERRA PARA PRODUCIR.

Dos años después de ese acto ominoso les vecines siguieron sin una respuesta concreta a la problemática, en todo este tiempo no hubo ninguna disposición a solucionar el problema. La brutalidad de las condiciones de vida, cada vez más pauperizada para la clase trabajadora en el país hicieron que en su mayoría fuesen mujeres y disidencias así como trabajadores precarizades de múltiples ramas quienes habitarán las ocupaciones. ¿Que política hay para resolver el problema de vivienda? Bastonazos y balas policiales. La sociedad capitalista defiende un solo derecho y es la propiedad burguesa, ni la vivienda, ni la salud ni la educación. El mismo Estado que reprimió con salvajismo un día como hoy en el conurbano sur, protege a capitalistas cómo Joe Lewis que se apropian de un lago entero, protege sojeros de la provincia que hacen canalizaciones ilegales, protege la especulación inmobiliaria fuente de la construcción de los barrios privados en tierras mal compradas. Protege la propiedad capitalista y ¡guarda! de quienes opongan a aquello.
Vale aclarar que cuando hablamos de tierra no solo hablamos de vivienda, también de soberanía alimentaria, también de producción y autosustento del consumo de alimentos. Así pues, no solo luchamos por la autogestión de la vivienda sino para producir en las mismas tierras.

Por trabajo, para ser nosotres quiénes construyamos nuestras propias viviendas, dando respuesta en simultáneo a la falta de trabajo, a la precarización de la vida toda.

EL SISTEMA PATRIARCAL Y EL ROL DEL GOBIERNO CON LAS POLÍTICAS DÉ GÉNERO

La mayoría de las recuperaciones de tierras, están organizadas por mujeres y disidencias. Son parte sustantiva de la organización como delegadas de barrio, cómo partícipes irreemplazables en el armado de ollas populares, merenderos, talleres de géneros, postas sanitarias, etc. Son la fracción de la clase trabajadora más violentada y víctima de todas estas políticas de marginación social.
Pero si no hay respuestas a las necesidades de la clase trabajadora toda, menos aún los gobiernos nacional, provincial y municipal dan una respuesta concreta a esta problemática de género. En GUERNICA vimos el caso de Ayelén Jara Gutiérrez, una de tantas vecinas, que llegó al territorio huyendo de su pareja golpeadora. Y en la toma, y en la organización y en la lucha encontró una contención con sus compañeres que el Estado jamás ofreció. Ayelén, por citar un caso testigo, expresión de otres muches, fue desalojada cómo otras miles de personas, y el gobierno como en todos los casos no dió una respuesta a su situación, más allá de toda su perorata discursiva. Sabemos que lamentablemente meses después del desalojo, Ayelén Jara Gutiérrez fue asesinada, un femicidio, su muerte también es responsabilidad directa de las políticas de estado.

EL FMI Y EL GOBIERNO NACIONAL.

Pero todo es parte de todo y el Gobierno, como los anteriores, acordaron pagar una deuda inhumana, ilegal y odiosa sin siquiera auditarla, dándole la espalda a toda una sociedad. El gobierno que paga el fondo, impone distintos ajustes al bolsillo del lxs trabajadores para garantizarlo. Los recortes se suceden en salud, educación, viviendas etc. En los últimos meses vimos como Massa sacudió el presupuesto de este año en más de 200 mil millones de pesos en estas áreas mencionadas y como el ejecutivo nacional del Frente de Todos presentó un proyecto de presupuesto 2023 igualmente de ajuste. Producción de viviendas no hay, inversión en políticas sociales menos, las políticas que se dio el gobierno fueron a tono con las pautadas por un ajuste liberal. Y esto meses después que ante un océano de miseria la vicepresidenta le declarara la guerra al movimiento piquetero, expresión organizativa de los sectores más pauperizados de la clase trabajadora, con la consecuencia que decenas de miles de planes de dieron de baja durante el 3 trimestre del año.
Sin contención económica, con salarios cada vez más depreciados, la vivienda más que un derecho se transforma en una precea inaccesible para millones de familias. Confiar en estos gobiernos es seguir apostando a verdugos más humanos, pero lo que hay que erradicar es la espada de Damocles sobre la clase trabajadora, es a los propios verdugos. Organizarse, concientizarse de nuestros derechos y actuar con independencia política es clave si queremos avanzar en conquistas populares.

Seguimos construyendo la posibilidad de ser creadores de nuestros propios barrios, respondiendo a nuestra propias necesidades donde les trabajadores, las niñeces, les adultes mayores, las personas con discapacidad, las mujeres, las lesbianas, trans, travestis tengamos una vida digna de ser vivida.

Las recuperaciones de tierra continúan, los desalojos también.

A dos años de la represión de Guernica sostenemos las banderas de su lucha y seguimos denunciando a quienes mientras reprimen al pueblo hacen negocios inmobiliarios por toda la provincia y el país con los empresarios.